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Nuestra Historia
La casa de Morón de la Frontera inicia su andadura en 1904, cuando la marquesa de Sales, doña María de los Dolores Angulo Rojas, levanta acta de testamento ante el notario de Morón de la Frontera, don Luís Boza Montoto.
ero Pagán, confesor; el sacerdote don Francisco Casado y el coadjutor don Manuel Jurado, profesores; don José Ruiz Olmo y don Francisco Villanueva, clérigos. Desde los primeros momentos, como era de esperar, hay una gran afluencia de solicitudes de matrículas.
Al terminar el conflicto, la Inspectoría de María Auxiliadora nombra nuevamente como director de este centro a D. Gregorio María Ferro, que se propuso como primera meta levantar el colegio después del estado ruinoso en el que había quedado.
Don Bosco nació en I Becchi (pequeña aldea campesina situada cerca de Turín, al norte de Italia) el 16 de agosto de 1815. Recibió el ejemplo y los consejos de su madre Margarita. Vivió una infancia en pobreza y solidaridad. Mamá Margarita fue su primera educadora en lo humano y en lo cristiano.
Conjugó en la educación de su hijo cariño, fe y exigencia. A los nueve años intuyó en un sueño que su vida estaría dedicada a la educación de los jóvenes pobres y abandonados. Comenzó a prepararse para esta tarea desde niño. Cuando apenas contaba con diez años entretenía a otros compañeros con juegos, narraciones, números de prestidigitación, malabarismos… y una sencilla instrucción religiosa.
Su vida iba decantándose hacia esta misión. Trabajó en diversos oficios para pagarse sus estudios. Ordenado sacerdote en 1841, comienza a ayudar a los jóvenes más pobres que llegaban a Turín a buscar trabajo en plena revolución industrial. Según citan autores de la época: “Las casas de los obreros están en sótanos, en cada uno de los cuales se hacina toda la familia, sin aire, sin luz, mal olientes por la humedad y los desagües. En las fábricas no hay medidas higiénicas, ni más reglamento que el impuesto por el patrón. Un salario de hambre permiten una nutrición totalmente insuficiente.
Su comida ordinaria es verdura hervida… A la fábrica van también los chiquillos, y su vida se convierte en un tormento. La fatiga (aguantan en pie toda la jornada laboral, está prohibido sentarse), el sueño, el cansancio provocan frecuentes accidentes laborales. Por otro lado, la vida de estos pequeños desgraciados resulta muy corta”
Don Bosco busca la forma de mejorar la situación en la que se halla la juventud. Y para los jóvenes abandonados y necesitados crea nuevas iniciativas que garanticen una educación integral que les permita crecer con dignidad. La primera iniciativa fue el Oratorio, un prado o un patio amplio en el que los jóvenes pueden correr y expansionarse. Luego vendrán las escuelas nocturnas, los talleres profesionales para aprendices, una catequesis adaptada a los muchachos, los primeros contratos de trabajo, la imprenta… Con todos estos medios Don Bosco busca formar “honrados ciudadanos y buenos cristianos”. Y la casa de Don Bosco se convierte en familia que acoge, patio para jugar, escuela que prepara para la vida y parroquia que evangeliza. Más tarde, para proseguir la labor iniciada funda la Congregación Salesiana, que se extiende por toda Italia, Francia y España. Entre sus jóvenes Don Bosco encontró a los mejores colaboradores y a los primeros salesianos que propagarán su obra por todo el mundo. Amplió el horizonte y envió a sus salesianos a Latinoamérica. La obra salesiana borra fronteras y adquiere dimensión de mundialidad junto a los jóvenes y las clases populares.
Don Bosco es el educador de los tiempos modernos: se hace escritor y editor, predica, confiesa, orienta la labor pedagógica con el Sistema Preventivo, propaga la devoción a María Auxiliadora, publica libros de ciencia y religión… y se muestra siempre cercano y amigo de los muchachos. Junto con María Mazzarello fundó el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora para atender a las muchachas necesitadas
Amplió su obra educativa integrando en ella a los seglares, a quienes orientó en su misión apostólica a través de los Cooperadores Salesianos. Don Bosco murió el 31 de enero de 1888. El médico que le atendió afirmó que su organismo estaba “gastado como un traje”. Todos los minutos de su vida habían estado dedicados a los jóvenes. Con motivo del centenario de su muerte, Juan Pablo II le declaró: Padre y Maestro de la juventud”.